Bennett, del movimiento religioso Yamina, ubicado a la derecha del expremier Benjamin Netanhayu, tuvo una intensa primera semana en el Gobierno, luego de que la Knesset (Parlamento) diera luz verde a la coalición que lidera junto con el canciller Yair Lapid.
Después de asumir su cargo el 13 de junio, este empresario que logró desplazar a Netanyahu tras 12 años en el poder, fue presionado por una marcha con banderas de colonos y religiosos ultraderechistas en la zona ocupada por Israel a los palestinos en Jerusalén Este.
Ordenó, por otra parte, bombardear por primera vez posiciones del grupo Hamas en Gaza en represalia por el lanzamiento de globos incendiarios, tras el alto el fuego logrado el 21 de mayo, luego de 11 días en los que murieron 13 personas en Israel, por ataques con cohetes, y al menos 248 palestinos a causa de incursiones israelíes.
A corto y mediano plazo, Bennett enfrenta un sinfín de desafíos, agravados por las secuelas de la pandemia del coronavirus y por la ausencia de un presupuesto estatal en los últimos tres años.
A esta situación se agregan también las diferencias ideologías de la coalición gobernante, que está integrada por fuerzas que van desde la ultraderecha hasta islamistas palestinos, unida solo por el deseo de desplazar a Netanyahu.
Entre los retos que enfrentará Bennett se encuentra la posibilidad de descongelar un acuerdo de paz con la Autoridad Nacional Palestina (ANP), así como el posible regreso de Estados Unidos al pacto nuclear con Irán, del que Washington se retiró en mayo de 2018 bajo la presidencia de Donald Trump.

“Bennett es un político hábil, de enormes ambiciones. Con solo 49 años creó varios partidos políticos”, dijo a Télam Arie Kacowicz, profesor del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
El analista opinó que, “a pesar de que tiene ideología de ‘derecha’ (en contra de un Estado Palestino y a favor de los asentamientos en los territorios), quizás adopte una postura pragmática y siga la senda de políticos como Tzipi Livni y los difuntos exprimeros ministros Ariel Sharon y Ehud Olmert, que se fueron al centro”.
“No sé si Bennett podrá descongelar el conflicto, pero por lo menos tratará de manejarlo, sobre todo mejorar la situación financiera de los palestinos”, afirmó Kacowicz.
En cuanto a Irán, el académico señaló que “la línea oficial es salir en contra un nuevo acuerdo, pero esta vez se tratará de coordinar con los EEUU en lugar de ponerse en contra, como hizo Netanyahu con respecto a (el expresidente estadounidense, Barack) Obama, violando la regla del apoyo bipartidario de Washington a Israel”.
Bajo el Gobierno de Netanyahu, Israel rechazó el convenio firmado por la Casa Blanca junto a China, Rusia, Francia, Reino Unido y Francia, más Alemania (Grupo 5+1), el 15 de julio de 2015 en Viena, que busca demorar la posibilidad de que Teherán desarrolle armas nucleares, según la opinión de las potencias occidentales.
Sin embargo, el Gobierno iraní asegura que su programa atómico tiene fines pacíficos.
El desplazamiento del “rey Bibi”, como lo llaman a Netanyahu, no está asegurado definitivamente en la política israelí, si fracasara en el futuro la coalición de ocho partidos que lidera Bennett.
“No se si Bibi volverá, depende si se aprueba el presupuesto en tres meses. Pero yo creo que la coalición tiene chances de sobrevivir políticamente. Mientras más tiempo esté en el Gobierno, le resultará más difícil a Netanyahu volver al poder”, dijo Kacowicz.
De todos modos, el analista manifestó que “por la salud democrática y liberal de Israel, Netanyahu no debe volver al poder, y hay que legislar para que un acusado con cargos judiciales tan serios no pueda ser primer ministro”.
Netanyahu, el líder del Partido Likud que gobernó Israel entre 1996 y 1999, y desde 2009 hasta 2021, debe responder ante la justicia por tres causas de corrupción por fraude, cohecho y abuso de confianza.
Paradójicamente, Bennett y Netanyahu fueron aliados, pero empezaron a distanciarse a fines de la década de 2000, tras alejarse el empresario como asesor del expremier, asistente principal y jefe de gabinete.
El canciller Lapid, del partido Yesth Atid, otro de los líderes de la coalición gubernamental que integra también el partido islamista Lista Árabe Unida, Raam, reemplazará a Bennett como premier en agosto de 2023.
Lapid, de 58 años, es considerado un político más moderado que Bennett, pues su plataforma aboga por acabar con la generosidad del Estado con los judíos ultraortodoxos, según informes del diario israelí Haaretz.