Bienestar

Kit de emergencia: qué hago cuando ya no puedo más

today28 de mayo de 2023 8

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Nos sentimos mal y no sabemos por qué. Estamos agotados, pero las actividades del día no fueron tantas para que padezcamos este estado. Tenemos una contractura repentina, nos duele la cabeza, el cuerpo refleja ese estado de knok out y no hay explicación aparente. El malestar no sólo se siente en el cuerpo. Las emociones están revueltas. Emergen angustias repentinas, las preocupaciones se amplifican y los pensamientos de caos y de sinsentido suben su volumen automáticamente.

No entendemos de dónde vienen estos estados y menos aún cómo podemos empezar a sentirnos mejor. Estas semanas están así. Demasiados desafíos sucediendo en simultáneo. La conversación se volvió monotemática. ¿Qué puedo hacer para sentirme mejor? La pregunta se impone de forma inevitable.

Hay muchas cosas que sólo podemos resolver con terapia, en una consulta al médico o con un tratamiento específico. Sin embargo, cuando algunos estados emocionales y energéticos nos sorprenden, existen algunos atajos para que ciertos estados se alivien y que, de a poco, podamos recobrar cierto eje. Nada evitará el trabajo personal mas profundo pero colaboran con los procesos.

Con cierta gracia puedo decir que estoy escribiendo estos párrafos “a pedido del público”. Quienes sabemos que hay otras cosas afectándonos mas allá de lo evidente, desde hace años practicamos algunas recetas simples que ya se volvieron hábitos naturalizados. Me gusta llamarlo “mi kit de emergencia para cuando ya no puedo más”. Hay para todos y para todas. Estas son algunos recursos iniciales.

Baño de sal

Es una ducha de descarga que podemos hacer de forma muy simple. Hacemos un montículo con medio kilo de sal gruesa debajo de la ducha. Nos paramos sobre él y nos bañamos como de costumbre mientras la sal se disuelve. Algunas personas también se frotan la sal sobre el cuerpo y la usan como exfoliante en varios sentidos. Los que llevan algún tiempo de práctica usan una visualización muy simple y mientras el agua cae sobre su columna vertebral imaginan que esa agua es de un determinado color. Violeta o dorado, son colores recomendables.

Cuando la descarga necesita hacerse con más potencia podemos hacernos un baño con ruda macho. Las plantitas se consiguen muy fácilmente. Con amorosidad y agradecimiento, hervimos las hojas en una olla. Se puede hacer con más complejidad revolviendo de ciertas formas y agregándole sal y azúcar. Sin embargo, para mantenerlo simple, este hervor es suficiente. Dejamos enfriar el agua, y cuando nos bañamos podemos tirar ese líquido sobre nuestro cuerpo del cuello hacia abajo. Luego finalizamos el baño con jabón como es habitual. El olor de la ruda es bastante potente.

Sahumerios, amuletos, piedras: rituales de purificación.
Sahumerios, amuletos, piedras: rituales de purificación.Por: Rustic Witch – stock.adobe.com

Alcanfor

El uso del alcanfor para limpiar los ambientes de nuestra casa es un hábito que muchas personas han vuelto a retomar. Es un olor que nos regresa la memoria de nuestras abuelas. Hay dos formas simples de usarlo. Podemos limpiar los pisos diluyendo en un balde una pastilla de alcanfor y un chorro de vinagre blanco. Algunos de nosotros creamos también un protector casero, diluyendo una o dos pastillas en alcohol. Ese spray tan simple y tan potente nos ayuda a eliminar algunas de esas cosas que crean un entorno pesado y que aún no podemos ver.

Orgones y shunguita

Desde hace muchos años suelo llevar un orgón en la cartera y en ocasiones, pegado al cuerpo. Es un protector posible de adquirir, generador de iones negativos que van colaborando para que la contaminación electromagnética no nos afecte tanto. En los últimos tiempos, muchas personas empezaron a usar shungita, una piedra rusa que tiene propiedades similares.

Rescue Remedy

Con mucha naturalidad podemos comprar Rescue Remedy en cualquier farmacia homeopática. Es un preparado que no puede faltar en mi casa ni en la de mis amigos. El Rescue Remedy sirve para cuando experimentamos alguna situación de crisis, de impacto y que nos saca de eje. No evade las emociones pero si las reacomoda para que las vivamos con mayor equilibrio. 4 gotas, 4 veces al día son suficientes para que podamos llevar lo que nos toca con mayor serenidad.

Óleo 31

Desde hace años, miles de personas usan Óleo 31 en las muñecas, en la nuca y en ocasiones en la sien. Es otra fórmula rápida que colabora con un mejor estado. Hasta hace un tiempo, solo se podía conseguir mediante un laboratorio y se encargaba por revendedores. Ahora es muy fácil comprarlo en farmacias y perfumerías. Hay otras marcas que derivaron de la tradicional y convirtieron esta fórmula en diversos productos. El Óleo se puede encontrar también bajo el nombre de Oleum y bajo denominaciones similares. Su aroma colabora con este bienestar inmediato y acompaña a que experimentemos lo que nos toca en un mejor estado posible.

Respirar ayuda a recuperar el propio eje. (Foto: Adobe Stock)
Respirar ayuda a recuperar el propio eje. (Foto: Adobe Stock)

Respiración

Una estrategia muy simple para frenar los estados desbordados es regresar la atención a la respiración. Parece algo simple y algunas personas aún desprecian con ignorancia su verdadero impacto. ¿Es suficiente con respirar? Depende del entrenamiento que tengamos y hasta donde queramos llegar. Para muchas personas es tan solo un primer paso y con el tiempo se volverá también en el paso final. Tomar conciencia que no estamos respirando bien, ya es un movimiento grande. Recobrar la respiración natural, es también un acto sanador. Luego, podemos iniciar una simple práctica, como por ejemplo, la respiración cuadrada. Inspirar, retener la respiración, exhalar y quedarnos en pausa. Podemos iniciarlo haciendo cada paso en un ritmo constante de 3 segundos e ir aumentando el tiempo. Regresaremos al estado de vigilia y a lo cotidiano, con emociones más acomodadas y con nuestras sirenas de alertas sonando a un volumen mucho más bajo.

Solfeggios

“La música calma a las fieras”, dice la sabiduría popular y es algo muy cierto: cuando nos convertimos en una, el sonido y las melodías pueden regresarnos de esa conversión a cierta forma humana. Cualquier tipo de música que nos haga bien, ya colabora con un cambio de estado. Sin embargo, si podemos incorporar a nuestra vida la escucha de música frecuencial, veremos de que forma la manifestación de lo que somos, se transforma. Lo he vivido en el cuerpo muchas veces. Dolores que provenían de fuertes angustias, dejaban de sentirse con tanta fuerza, cuando permitía que los solfeggios en diferentes frecuencias hicieran lo suyo para ayudar a cambiar » la vibra”

Om

Si estamos tan perdidos o angustiados que no tenemos voluntad para practicar nada de todo esto, hacer sonar el Om, empieza a modificar la atmósfera y nuestros estados. A medida que nos vamos sintiendo mejor podemos recitarlo, cantarlo o respirarlo, pero tan solo con dejarlo sonar cantados por otras personas algo se empezará a aliviar.

El silencio

Es una de las prácticas más difíciles, pero podemos empezar a crear un camino para llegar a él. Los estímulos permanentes del afuera nos contaminan. Siempre hay algo que compite con nuestra atención, un teléfono que nos reclama, una lista de tareas a resolver, creencias sobre el aprovechamiento del tiempo y el disfrute del ocio que atentan contra la posibilidad de lograr una pausa de voces y sonidos. En paralelo está sucediendo también en nuestro mundo interno muchos otros procesos. Muchas veces no estamos angustiados ni deprimidos. Estamos aturdidos. Cuando todo se silencia, emerge al fin la posibilidad de hallar cierta calma en el alma. Si logramos el silencio interior, al menos por un momento, sabremos que ese estado es posible y que de alguna forma podremos volver a acceder a él con práctica y conciencia.

Este es el kit inicial de acciones que colabora para que logre cierto alivio. Cuando los pensamientos salvajes se apoderan de mí y crean stand up interno que me tensa y me convence de de una realidad llena de monstruos, lo único posible es frenar y resetearse.

Hay demasiadas situaciones que no podemos controlar y que seguirán desafiando nuestro mejor estado posible. Existen recursos simples y herramientas que podemos probar para ayudarnos a sentirnos mejor y para estar más arraigados en este vaivén que nos proponen los tiempos.

Existen recursos más complejos, más pretenciosos, que requieren mayores conocimientos, saberes y práctica. Podemos empezar por los conocidos “popularmente” y animarnos también a descubrir los propios.

La mayoría de las veces aquello que nos cambia la frecuencia es lo más simple, ordenar, limpiar, cocinar, dormir, descansar, apagarnos. Nos sana un

Mate compartido, una buena conversación, un gesto amable y cualquier acto de servicio. La alquimia en los actos simples también espera por nosotros. Que cada vez seamos más quienes podamos descubrir en lo cotidiano aquello que nos sostiene, nos ampara y nos transforma.

Que así sea.

Escrito por E-GRUPOCLAN

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